Experiencia UNAM- Narraciones

Al igual que muchas personas, me considero muy afortunado. Afortunado porque gracias a una institución mi vida, cambió y se enriqueció. Ustedes disculparán, pero para mí, si hay un antes y un despúes. Con el paso del tiempo y sin darme cuenta, incorporé formas de ver, de percibir, de analizar, de criticar y sobretodo de disfrutar la vida. Reflexionando, he llegado a la conclusión de que hubo una etapa de mi vida, en donde viví intensamente una serie de experiencias SIN IGUAL. Creo que las experiencias a las que la UNAM te expone, pueden generar grandes aprendizajes, grandes reflexiones, grandes ideas y grandes acciones. Claro, también existe la madera a la que no le entra el barniz, pero eso, ya no es responsabilidad de la Universidad. Se dice que nuestros modelos mentales, nuestros paradigmas cambian con una velocidad no tan intensa como lo desearíamos, sin embargo, hay momentos que sí aceleran esas transformaciones. ¿Qué porqué lo digo?, conozcan ustedes, mi testimonio: El poder de la influencia: Equipos negativos-positivos El colaborar con otros, el compartir visiones y sueños (textuales) es algo formidable: mis amigos y yo, nos divertíamos de lo lindo en las jardineras centrales de la escuela. ¿Y la tarea? Ni quien se preocupe por ella; todo era compartir, platicar, jugar, observar a las chicas guapas que pasaban. ¡Claro! Ni quién pensara en ir a presentarte con ellas. ¡No! Eso ya correspondía a otros niveles de valentía que aún no desarrollábamos. Algunos más listos emprendían la continua labor de socializar, de conocer más gente, de platicar con este y con aquella. Todo era el paraíso, hasta que desafortunadamente, el árbol del bien y el mal hizo su aparición en la evaluación de la profesora de literatura. ¡Chín! Por primera vez en mi corta carrera escolar, sufrí la marginación, la discriminación y sobretodo la desesperanza de un cinco. Ya no había escapatoria, los dioses habían dado su veredicto: ¡irás al infierno de los reprobados! Afortunadamente, la eternidad en la universidad se mide por semestres. El siguiente semestre, empecé a regenerarme. Cambié de equipo de trabajo y de amistades: estos eran chicos muy esforzados y por ello decidí mostrarles el lado amable de la pereza, en el cual yo ya casi me doctoraba. ¡casi lo logro! Aceptaron sin vacilación, que fuéramos a las jardineras a conocer gente, que fuéramos a las canchas de básquet a jugar una reta. Todo parecía señalar que el mal, triunfaría sobre el bien. Sin embargo, a todo lo que habían aceptado, le agregaron un pequeño comentario: Todo… después de hacer la tarea. Debido a ese “detallito”, cambio mi vida… y mi promedio de aprovechamiento. 
La UNAM y el Dinamismo social Siempre es bueno estar bien informado, sobre todo si esa información es relevante y oportuna. Caminabamos por los edificios del CCH y de pronto una persona se acercó rápidamente y nos grito: ¡Madera! ¡Madera! Al mismo tiempo que le extendió a mi amigo un periódico con ese nombre. Mi corazoncito aún no se recuperaba del susto ocasionado por los gritos, cuando se aceleró más al notar, cuando se retiraba el tipo del periódico, que atrás de él y en calidad de “guarura”, lo seguía otro individuo que vestía una gabardina cubriendo dentro de ella, además de su cuerpo, una arma larga, ¿un ak-47? ¿una ametralladora? ¡sepa! Nunca he sabido mucho de armas y desde allí no quise saber más. Eran los tiempos de la Liga Comunista 23 de Septiembre, un grupo guerrillero muy activo nacional, que frecuentaba los centros de estudio de pensamiento crítico, y vaya que en el Colegio de Ciencias y Humanidades Oriente, se desarrollaba un pensamiento progresista.
  La Política internacional Nuestra clase de historia siempre fue algo fantástico. El profesor siempre nos habló del fondo de las cosas. No de lo superficial, sino de lo que ha movido a la sociedad a través de los tiempos: los intereses de grupo, los privilegios de los que tienen el poder y el dinero en nuestro  país. Bueno, él decía: los intereses de clase. Es interesante leer y reflexionar al respecto, pero estar cerquita de los hechos, es algo fuerte. De pronto en una clase, no sé si por invitación del profe de historia, llegó un grupo de jóvenes, un poco más grandes que los de mi salón. Eran nicaragüenses y venían a platicarnos de un movimiento insurgente en su país. Pero no sólo eso: venían a solicitar que nos incorporáramos a él todos aquellos interesados. Eran del entonces poco conocido Ejercito Sandinista de Liberación Nacional (ESLN). Los chicos se descubrieron como personas de ideas muy claras y de gran compromiso. Compartía nuestra visión de justicia y libertad, y lo expresaban claramente, sólo que con otro acento. No supe de nadie de mi grupo que aceptara la invitación, pero sí escuche rumores de que personas, de otros salones, habían aceptado ir. Eso me permitió reflexionar acerca de que somos partícipes de la construcción de nuestro mundo y debemos asumirlo. Si no te gusta lo que ves, entonces cámbialo. Pasados los años, me enteré que triunfó la revolución y de que, algunos comandantes revolucionarios, eran mexicanos. 
La defensa intensiva de la justicia social El poder del dinero y de los grupos de la llamada burguesía, siempre estuvo presente en mi vida de estudiante. En alguna ocasión, supe que la ruta de camiones que pasaba por la escuela subiría “arbitrariamente” sus tarifas (¿las subirán de otra manera?). Mi sorpresa fue muy grande cuando el siguiente lunes llegué a la escuela y me encontré con la noticia de que en los patios entre edificios se encontraban “secuestrados” (¿no será una palabra muy agresiva?, bueno, diré: se encontraban justamente sustraídos), los camiones de la ruta poco solidaria que subiría (¿o subió?) el costo del pasaje. La improvisada central camionera, duró poco, pues vino un período de vacaciones de la UNAM en donde se aprovecharon para sacar los camiones de ese espacio extraterritorial y de justicia plena. Esfuerzo, tiempo y metas Muchas veces el tiempo o mejor dicho la edad, es un elemento que es tomado como una restricción para realizar nuestros anhelos. Sin embargo, y afortunadamente, muchas personas no lo consideran así. Mi maestro, es el caso. Desde que llegó, demostró su gran dominio del tema y no sólo eso, también un su gran valía como ser humano. Su buen trato y excelente comunicación pronto nos sedujeron en el ámbito de su materia. Cuando el profesor disfruta lo que hace, se nota inmediatamente en la energía y dinámica de su clase. Incluso, y es lo verdaderamente bueno, “contamina” su enorme alegría de vivir. Sí el maestro disfruta, disfrutamos los alumnos. Así, en vez de sólo conocimientos, nos ayuda también a construir valores, actitudes, sueños y esperanzas. El maestro Francisco, que con todas sus letras, así le llamábamos, compartía con nosotros su experiencia y sabiduría. El profesor, nos doblaba en edad y su desempeño era tal que claramente confirmaba su avanzado nivel cognitivo. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando también nos dio testimonio de esfuerzo y constancia: nos platicó que se casó y tuvo hijos y que sólo hasta alcanzar la madurez pudo continuar estudiando, que tenía 44 años de edad y sólo uno de haber terminado la licenciatura. De esos maestros necesita el país: con alta calidad humana y enorme sentido de constancia y esfuerzo. Eso, eso se contagia. El tiempo nunca es una limitación, las restricciones nos las ponemos nosotros mismos.. Una última percepción Quien iba a decirlo, la vida te lleva por diferentes caminos y gracias a lo que has vivido y desde luego aprendido te logras adaptar a las circunstancia. La vida actual es de competencias y no únicamente de conocimientos específicos. La universidad nos permite construir, desarrollar e integrar competencias indispensables para hacerle frente al mundo actual. Si Jacques Delors y su equipo de la UNESCO visitaran la UNAM, podrían integrar a sus pilares de la educación: Saber ser, saber hacer, saber convivir y saber conocer, una competencia adicional a su informe La educación encierra un tesoro: SABER SER FELIZ. La felicidad y el dinamismo aparecen en todos su ámbitos. La Universidad, ha sido parte de mi vida y sobre todo de mi formación. No todo son luces, pero no hay muchas sombras. Lo que si hay, es un compromiso compartido por hacer de este México un mejor lugar para vivir, en donde existan ciudadanos críticos y reflexivos que busquen las mejores ideas, los mejores proyectos y participen arduamente en su realización. La Universidad Nacional ha sido punta de lanza en este sentido y afortunadamente, desde hace tiempo, hemos estado disfrutando de sus frutos. Por ello, seguirá creciendo y extendiendo su influencia, físicamente y también a través de sus egresados que, tenemos el compromiso de seguir siendo un factor de desarrollo en todo el país . Esto es algo que nos debe enorgullecer en estos primeros 100 años de existencia de nuestra máxima casa de estudios, porque, debemos recordar que con el tiempo todo mejora. (¿ o no?). ¡Feliz Aniversario! Por todo ello, UNAM, si ya eres parte de mi, cómo no te voy a querer.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Buen blog (Y)

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